Tecnología disruptiva y economía

Tecnología disruptiva y economía

Este tema es fundamental para entender que sin el progreso tecnológico es imposible que se genere alguna mejora en la economía, específicamente en su componente más conocido como es el PIB. Ahora bien, el asunto central de la Tecnología Disruptiva es que rompe con los esquemas tradicionales de este sector y se nos presenta desde el punto de vista económico en lo que denominó el economista Joseph Shumpeter el «Proceso de Destrucción Creadora» y que es el resultado de la unión de una gran cantidad de emprendedores que se conforman en «clusters» y que de ese bloque se generan las oleadas que terminan creando las «ondas largas» de los ciclos económicos y tal como lo indicaba Shumpeter, las Revoluciones Industriales.

Por otra parte, es necesaria la actualización tecnológica como componente central de la Oferta Agregada que va concatenada con el factor trabajo. Si no hay avance en materia tecnológica, se contrae la Oferta Agregada y se genera en la economía una crisis de oferta que en muchos casos viene a ser mucho más compleja y terriblemente dañina para la economía que las crisis de demanda.

El siguiente es un artículo que complementa el vídeo y explica de forma detallada en que consisten esas Tecnologías Disruptivas.

 

Una tecnología disruptiva es aquella que desplaza a una tecnología establecida y sacude la industria, o un producto innovador que crea una industria completamente nueva.

Clayton M. Christensen, profesor de Harvard Business School, acuñó el término tecnología disruptiva. En su libro bestseller de 1997, «The Innovator’s Dilemma», Christensen separa la nueva tecnología en dos categorías: sostenida y disruptiva. La tecnología sostenida se basa en mejoras incrementales a una tecnología ya establecida. La tecnología disruptiva carece de refinamiento, a menudo tiene problemas de rendimiento porque es nueva, atrae a un público limitado y puede que aún no tenga una aplicación práctica probada (tal fue el caso de la «máquina de habla eléctrica» ​​de Alexander Graham Bell, que ahora llamamos el teléfono).

Aquí hay algunos ejemplos de tecnologías disruptivas:

  • La computadora personal (PC) desplazó a la máquina de escribir y cambió para siempre nuestra forma de trabajar y comunicarnos.
  • La combinación de asequibilidad y una interfaz fácil de usar del sistema operativo Windows fueron fundamentales para el rápido desarrollo de la industria de la computación personal en los años noventa. La computación personal transtornó la industria de la televisión, así como un gran número de otras actividades.
  • El correo electrónico transformó la forma en que nos comunicamos, desplazando en gran medida la escritura de cartas y perturbando las industrias postal y de tarjetas postales.
  • Los teléfonos celulares hicieron posible que las personas nos llamaran a cualquier lugar, y transtornaron la industria de las telecomunicaciones.
  • La computadora portátil y la computación móvil hicieron posible una fuerza de trabajo móvil, y permitieron a las personas conectarse a redes corporativas y colaborar desde cualquier lugar. En muchas organizaciones, las computadoras portátiles reemplazaron a las de escritorio.
  • Los teléfonos inteligentes reemplazaron en gran medida a los teléfonos celulares y PDAs y, debido a las aplicaciones disponibles, también trastornaron: las cámaras de bolsillo, los reproductores de MP3, las calculadoras y los dispositivos GPS, entre muchas otras posibilidades. Para algunos usuarios móviles, los teléfonos inteligentes suelen reemplazar a las computadoras portátiles. Otros prefieren una tableta.
  • La computación en nube ha sido una tecnología enormemente disruptiva en el mundo de los negocios, desplazando muchos recursos que convencionalmente se habrían localizado en la empresa o proporcionados como un servicio tradicionalmente alojado.
  • Las redes sociales han tenido un gran impacto en la forma en que nos comunicamos y –especialmente para uso personal– ha trastornado el teléfono, el correo electrónico, la mensajería instantánea y la planificación de eventos.

En su libro, Christensen señala que las grandes corporaciones están diseñadas para trabajar con tecnologías sostenibles. Ellos sobresalen en conocer su mercado, en mantenerse cerca de sus clientes, y en tener un mecanismo para desarrollar tecnología existente. A la inversa, tienen problemas para capitalizar las eficiencias potenciales, los ahorros de costos o las nuevas oportunidades de mercadeo creadas por las tecnologías disruptivas de bajo margen. Utilizando ejemplos del mundo real para ilustrar su punto, Christensen demuestra que no es raro que una gran corporación desestime el valor de una tecnología disruptiva porque no refuerza los objetivos actuales de la empresa, solo para recibir sorpresas desagradables a medida que la tecnología madura, gana una mayor audiencia y cuota de mercado, y amenaza el statu quo.

Fuente: www.techtarget.com

Autor: Margaret Rouse

 

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