¿Cómo emprender en aguas turbulentas?
Migdalia siempre hizo unas tortas deliciosas. De chocolate, de piña, tres leches, de vainilla, fresa, tiramisú, ponquesitos y marmoleada. Las hacía en la pequeña cocina de su apartamento de Patarata, en Barquisimeto, donde el olor a canela y chocolate impregnaba los pasillos. Se inspiraba, no era un trabajo, se adentraba con esmero a preparar cada postre, eran inigualables pues usaba las recetas secretas de su abuela y ella les añadía tanta dedicación y cariño que todo el que las probaba, siempre quería repetir. Todos le insistían que las vendiera, que se decidiera a montar su propio negocio de tortas. Y así, poco a poco comenzó a organizarse con los primeros pedidos, llegando al punto que cada día eran más. Ya la cocina del apartamento se le hizo pequeña. Se decidió a alquilar un local cercano, contrató 3 ayudantes, comienzó a comprar insumos al mayor. El negocio creció muy rápido, ya Migdalia tenía RIF, máquina fiscal, mostrador, hornos, moldes, cajas, redes sociales, facturaba continuamente, pagaba impuestos. El emprendimiento se formalizó y pasó a ser una pequeña empresa. Migdalia, era una flamante empresaria a sus 63 años.
Pero, de un momento a otro, las condiciones económicas cambiaron y fueron gradualmente empeorando por lo que a Migdalia cada vez se le hacía más complicado encontrar harina, leche, huevos y cuando los encontraba tenía que pagarlos a precios muy elevados en los mercados negros. Los constantes aumentos de salario mínimo le obligaban a subir los precios de las tortas prácticamente a diario y eso hacía que los pedidos disminuyeran poco a poco. Ya la variedad que ofrecía al principio, se reducía en función de los ingredientes que podía encontrar a precios medianamente razonables. Entonces, las ventas comenzaron a bajar, tuvo que ingeniárselas para prescindir de las empleadas puesto que los costos iban en aumento. Luego, la cuota del alquiler del local fue llevada a dólares. Con todo, Migdalia, se sentía desmotivada, veía como su emprendimiento, su sueño, poco a poco se iba desvaneciendo, hasta que no tuvo más remedio que entregar el local, vender todo y tuvo que regresar, como al principio, a la cocina del apartamento de Patarata, donde esporádicamente, algunos vecinos, le compran tortas para ocasiones especiales. Ya no necesita factura, ya no pagar impuestos, volvió a ser trabajadora informal. El sueño terminó
Casos como el de Migdalia, se ven todos los días y cada vez con más frecuencia. Emprender es no es una carrera, es un maratón. Siempre se trata de llegar a la meta, no de llegar primero, pero ¿Qué pasa cuando el entorno se vuelve adverso? ¿Qué hacer para mantenerse en una economía que cada día se contrae más? ¿Cómo sobrevive un emprendimiento en Venezuela?
Ciertamente no es fácil, muchos emprendedores y empresarios ven en la peor crisis económica de nuestra historia, cómo sus pequeñas o medianas empresas se ven obligadas a cerrar sus puertas. Pero… ¿Realmente se ven obligados?
Ante esto, lo primero es entender que las economías siempre pasan por ciclos. Hay tiempos buenos y tiempos malos, no solo en Venezuela, en el planeta entero. Lo ideal es anticiparse y preparar la empresa para los tiempos adversos, porque a pesar que no se tiene la certeza de cuándo llegarán, se saben que inexorablemente vienen. Claro está, dependiendo de la experticia de quienes formulen las políticas económicas, estos ciclos serán más o menos largos y tendrán una intensidad moderada o fuerte.
Seguidamente, veamos 5 estrategias que Migdalia o cualquier emprendedor debería ejecutar para poder mantener su empresa y no tener que renunciar a ella producto de la crisis económica:
- Revisar con detalle el segmento de mercado: desde el poder adquisitivo hasta los motivos por los cuales se adquiere el producto. Normalmente en tiempos de crisis, los consumidores tienden a concentrar sus decisiones de compra en bienes y servicios indispensables o de primera necesidad. Si se evidencia que en su segmento de mercado hay elementos que indican un cambio en las preferencias como consecuencia de la disminución de la capacidad adquisitiva hay que ajustar el producto a esas nuevas necesidades.
- Reestructurar su oferta de valor: todo emprendedor debe conectar con su segmento de mercado. Vender emociones, no productos. Si se hizo de manera adecuada el punto anterior, es relativamente sencillo encontrar la emoción que se está vendiendo. Cuando un producto conecta y enamora, independientemente de la situación económica, se seguirá vendiendo. No hay producto estrella, hay intangibles que generan emociones, sensaciones. Recuerden que las decisiones de compra son 90% irracionales.
- Potenciar al máximo nivel el servicio al cliente: todo aquello que sea intangible, pero que genere satisfacción o sensación de ganar hará que el consumidor se convierta en un cliente consecuente con el producto o servicio. Necesariamente aumentarán los precios, entonces debe darse al cliente: amabilidad, buen trato, servicio postventa, obsequios, si no tienen que ser objetos, pueden ser descuentos, servicio gratis. Todo aquello que implique mejora sustancial percibida (MSP).
- Enamorarse de su estructura de costos: es fundamental determinar donde se encuentra el mayor porcentaje de gastos y realizar ajustes que no afecten la calidad del producto. Explorar las opciones online para potenciar las ventas y reducir todo lo que sea un gasto fijo que no sea estrictamente necesario. Redistribuir el gasto en todo aquello que permita lograr lo que se indica en el apartado anterior. La importancia de los costos radica en que en función de ellos se fija el precio y la estrategia de precios también tiene un impacto a nivel de percepción de la calidad del producto para que sea acorde con el segmento de mercado.
- Generar alianzas e intercambios: listar y ponderar proveedores y aliados para combinar promociones, publicidad, concursos con personalidades y empresas relacionadas con el ramo al que se dedica. En tiempos complejos hay que unirse, ser solidarios. Al conectar un sentimiento de unión y solidaridad, se genera esa emoción en el consumidor. Se humaniza la empresa y eso va a tener una contraprestación positiva en el mercado objetivo. La Responsabilidad Social Corporativa en una estrategia que debe potenciarse en tiempos de crisis.
Un bono: la creatividad es la única manera de mantener a flote los negocios. Hay que estudiar, investigar, aprender. La creatividad es un arte que se aplica a todo en la vida. Todos, absolutamente todos los negocios son susceptibles para aplicar técnicas de innovación y creatividad.
La dinámica económica de una hiperinflación, a la que se le suma deterioro de los servicios básicos, inseguridad, inestabilidad política y desesperanza en la población es el peor escenario al que se enfrentan todos los emprendedores y empresarios. La fortaleza espiritual es el primer requisito para poder estar en capacidad de encontrar oportunidades en ese lamentable escenario.
Tener claro que la situación no será eterna y que pasará, es un punto de partida. Innovar, adaptarse, crear y prepararse para cuando vengan los buenos tiempos en un ejercicio de resiliencia y también, por qué no, pensar en emigrar con un modelo de negocio que pueda replicarse con éxito en otras latitudes, son opciones que deben analizarse con cabeza fría.
Migdalia ha decido volver al ruedo emprendedor, entendió que quienes pretendan quedarse estáticos mientras pasa la tempestad, serán llevados por la marea. Ya tiene experiencia, ya concientizó los errores cometidos. Aquí la frase si es lapidaria: innovar o ahogarse en el olvido.
A Patarata volvió el aroma a canela y chocolate.